Spotify expone las playlists de figuras influyentes y desata controversia por la privacidad en la plataforma
Spotify ha vuelto al centro del debate público tras una reciente viralización que ha dejado al descubierto los gustos musicales de políticos, periodistas, empresarios y otras personalidades con poder de decisión en América Latina. La polémica estalló cuando la cuenta Panama Playlists comenzó a compartir en redes sociales listas de reproducción asociadas a nombres reales y perfiles verificados, revelando un universo musical íntimo que, en muchos casos, estas figuras nunca imaginaron que sería expuesto.

Aunque Spotify permite configurar las listas como privadas, muchos usuarios desconocen que sus hábitos de escucha pueden ser visibles para terceros si no ajustan correctamente la privacidad de su perfil. Esta brecha ha sido aprovechada por la cuenta viral, que ha sabido identificar listas con nombres y fotografías que coinciden con figuras públicas, generando una ola de comentarios, análisis e incluso burlas sobre sus elecciones musicales.
En varios casos, las playlists reflejan preferencias inesperadas. Desde empresarios escuchando reguetón hasta políticos con listas dominadas por pop adolescente, el fenómeno ha despertado interés tanto en el plano del entretenimiento como en el de la ética digital. ¿Hasta qué punto es lícito exponer esta información, aunque técnicamente sea pública? ¿Se trata de una inofensiva curiosidad o de una violación del derecho a la privacidad?
Expertos en seguridad digital señalan que este episodio pone de relieve la necesidad de educar a los usuarios, independientemente de su nivel de influencia, sobre los riesgos de compartir datos aparentemente inocuos en plataformas abiertas. “Mucha gente no sabe lo que está haciendo público”, advierte uno de los comentarios más replicados en X (ex Twitter), en respuesta a una playlist atribuida a un alto funcionario panameño.
Desde Spotify no se ha emitido un comunicado oficial hasta el momento, aunque voceros han recordado en ocasiones anteriores que los usuarios tienen control sobre la visibilidad de sus listas. Sin embargo, el incidente deja al descubierto una falla de percepción: la idea de que lo digital y lo privado pueden coexistir sin medidas de seguridad específicas.
El fenómeno Panama Playlists también invita a reflexionar sobre cómo se construyen las identidades públicas en la era digital, donde incluso una selección musical puede tener repercusiones reputacionales. En un entorno hiperconectado, cada clic cuenta, y las plataformas tecnológicas, aunque diseñadas para el entretenimiento, también se han convertido en terrenos fértiles para el escrutinio social.